“Cuando ves una persona bailando pero no escuchas la música, te parece incomprensible esa persona, incluso te puede parecer completamente loca con tantos movimientos tan raros.
Solo cuando escuchas la música puedes entender a la persona que baila”.

miércoles, 22 de agosto de 2012

I CxM El Último Bucardo


Ya había pasado mucho tiempo, demasiado diria yo, desde la última vez que me pinché un dorsal a la camiseta. Exactamente, 329 dias. Desde aquella brutal Puyada Oturia donde los Sarrios terminamos 3º de Aragón por Equipos. Muy amenudo leo esa entrada, pues busco revivir esas sensaciones que sólo se viven una vez que cruzas la meta. Por contra, esa canción que me habia hecho despertar y que llevé en la cabeza durante toda la carrera ha dejado de significar lo que, para aquella época significaba. Me sigue gustando, pero ya no es lo mismo. Ahora hay otras melodías que me gustan y me consiguen poner los pelos de punta.

Mientras escribo esto, es estoy dando cuenta de que esta carrera no tuvo melodía. Siempre, en todas las carreras, una canción se mete en la cabeza y te puedes pegar toda la carrera tarareándola o escuchándola en tu cabeza. Creo que el motivo fué que no disfruté, sufrí bastante durante la carrera. Pero creo que ese sufriento lo vivimos todos los que participamos en la carrera. Los 30 grados que tuvimos durante la carrera hicieron mella en todos nosotros.

La noche del sábado al domingo fue malísima en Zaragoza (y por lo que se comentaba en el previo de la carrera, lo fué en gran parte de España). Sudé mucho. Y cometí el error de no beber agua cada vez que me despertaba. Tampoco bebí en ese previo de la carrera, asi que cuando tomamos la salida, ya tenía sed.



Los primeros kilómetros de la carrera discurrian por un bosque que nos cubría del sol que ya empezaba a calentar. En el primer avituallamiento bebí bastante agua y, alrededor del km8,8 empezaba la subida al Pilupín. Por delante, 3,5km y 750mD+. Y sin una gota de sombra. La estrategía estaba clara: agachar la cabeza, las manos a las rodillas y ya llegaré a la cima. Y cuando llegué a la cima, tenía los labios pegados y una especie de "bolo" en la garganta. Ese avituallamiento de la cima me dió la vida y pude paliar mi sed. Me tomé un gel y empecé la bajada. Pero aún quedaban varios repechos que terminaron de rematarme. Arrastraba mucha sed de la subida y cada vez era mas complicado correr. Esos repechos fueron pasando y, al llegar al último avituallamiento, bebí tanto agua que me sentó mal. Quedaban 4 kilómetros, ahora si, cuesta abajo. Sabía que iba a llegar, pero esos kilómetros se iban a hacer muy largos. Vaya si se hicieron largos. Y para rematarnos, a la entraba del pueblo, una buena cuesta de las que agarran. La hice entera corriendo, pero llegué a la meta destrozado. Segun el Garmin, 22,63km, 4h15' y +/-1550mD.



Esta carrera nos engañó a todos. A priori pensamos que iba a ser mas fácil y suave. Pero nos sorprendió mucho, especialmente la subida tan vertical al Pilupin y esos kilómetros finales.


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